miércoles, 12 de noviembre de 2014

La ciudad a oscuras

Sigo rescatando (Y puliendo) viejos relatos. Tenía una consigna para esta semana pero no se ocurre nada sobre el tema.

La ciudad a oscuras
 Era mi primera noche sin ti. Sorprendentemente pude conciliar el sueño hasta que el ruidoso despertador del Real Madrid me hizo levantar de un salto.
Las diez de la mañana, anunciaba con alegre alboroto mientras yo alternaba mis ojos entre él y la ventana que aún me mostraba un cielo negro y una ciudad en penumbras extrañamente poblada de habituales: Vendedores, mendigos, obreros. Lo mas selecto de la fauna local.
La ciudad era la boca de un lobo.
-Mierda de reloj- dije estrellándolo contra la pared.
¿Por qué bullía de vida la ciudad si claramente eran avanzadas horas de la noche?
-Mierda de ciudad- pensé desilusionado por  no poder estrellarla también contra una pared gigantesca.
-Ahora vengo- dije a tu foto. Posiblemente la última vez que te vi sonreír. La foto no era nada reciente.
Me puse la chaqueta y salí a investigar aunque no me importaba lo que sea que estuviera haciendo la ciudad despierta a esas horas. Mi objetivo era huir un rato de aquel apartamento lleno de recuerdos.
Crucé la calle sin mirar y recorrí la plaza cada vez más extrañado. La gente hacía su vida ajena a las tinieblas y yo me rompía las neuronas preguntándome por qué tantas personas llevaban  gafas oscuras.
Una señora se puso la diestra a modo de visera. Le indicaba a un chico como llegar a la calle Lorca mientras yo tropezaba con la gente que me preguntaba sorprendida si estaba ciego ó borracho. Prácticamente a tientas avancé hasta que me estrellé con la alcaldía. Un policía me preguntó si estaba bien y le dije que sí, que por favor me dijera la hora.
Las fuerzas policiales y el Real Madrid estaban compinchados. Eran las diez y veinte de la mañana. Saqué mi celular para iluminar el camino y por accidente oprimí el botón de rellamada.
No tuve fuerzas para colgar y me lo llevé a la oreja. Un potente resplandor iluminó la ciudad al tiempo que tu voz preguntaba con fastidio:
 -¿Qué quieres ahora?
Colgué asustado y las tinieblas me envolvieron nuevamente. Lo agradecí.
Ya no podías escucharme, pero te contesté mientras avanzaba con una mano apoyada en la pared.
-Sólo quería decirte que eres mi sol.

2 comentarios:

  1. ¡Oooohhhh! Es muy romántico Jhon. A veces sin esa persona que queremos, aunque esté enojada, nos sentimos así. Muy bueno :)

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    1. Gracias Lía. Por alguna razón este de mis relatos es de los pocos que realmente me gustan (Soy un crítico feroz conmigo mismo).

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